Hoy, es una noche más de esas en las que estás
sola en casa, y te da por reflexionar sobre tu vida, sobre lo que ha sido de ti
en nada más
y nada menos que diecisiete años. Reconozco que mi infancia no fue de las
mejores, pero tampoco de las peores, he tenido muchas cosas buenas, pero también
malas, tuve muchos problemas, demasiados para ser una cría.
Es verdad eso que dicen que los niños son malos, y te hacen
daño.
Yo hablo por propia experiencia, es muy duro que se rían
de ti por tus defectos e incluso por eso llorar todas las mañanas
por no ir al colegio. Y tu madre luchando por que vayas y estés
bien. Ahora lo pienso, y pienso en que si fuera sido otra, me hubiera hecho
respetar, pero no lo hice. Y empieza a faltar gente importante en tu vida (abuelo,
no sabes cuánto
te echo de menos, y esos paseos a la finca, fuiste mi segundo padre, me
cuidaste, no sabes lo muchísimo que te quiero). Poco a poco vas
creciendo, te salen los granos, esa cosa que se llama regla, te crecen las
tetas, en fin, un montón de cambios asquerosos. Y a la vez, tienes
más
conciencia del mundo, te das cuenta de muchas cosas y empiezas a tener eso que
le llaman, uso de razón y empezar a ser más autónoma.
Y más
palos, y cuanto más mayor eres, más te
duelen. Me dice la gente que me conoce que tengo mucho carácter,
la verdad es que no me extraña, yo solita me he ganado ese tópico
de mi misma. Pero aunque es un defecto, a veces me suena también
a virtud. Porque creo que lo saco a aflorar demasiado, y me juega malas
pasadas, pero he aprendido la lección de aquellos años
y me hago valer, y eso es lo que me gusta de mi. La vida ha cambiado mucho
estos últimos
años,
he conocido a mucha gente que han estado en mi vida solo de pasada, otros que
los tengo ahí,
y otros que la verdad, daría la vida por ellos, esas personas que no
has tenido años
atrás,
y parece que la vida te los pone ahí, delante, como un regalo.
La verdad que son lo más bonito que tengo, no sé qué
haría
sin ellos. Y bueno, ahora, que me quedan seis meses para ser mayor de edad pues
tengo esa ilusión de cualquier adolescente de tener el carné,
de poder votar, ser independiente, tener tu propia tarjeta de crédito,
esas cosas. Pero creo que mi objetivo principal está
centrado ahora en irme a la Universidad, dejar atrás
tantas cosas que me han hecho daño, pero a la vez llevarme
conmigo a esas personas, en no soltarlas nunca, y agradecerles día
a día
lo que hacen por mí. No sé si llegaré a
ser una gran periodista, o si ganaré un gran sueldo y tendré
un gran trabajo, no lo sé, lo tengo en mente, pero ahora mismo…
supongo que hay que vivir el presente ¿No? Y disfrutar de cada
momento, la juventud se escapa. Supongo que es el momento de cometer locuras,
de equivocarse, de coger el tren equivocado y extraviarse, de enamorarse…